Todo empezó una noche de verano en un banco del parque de mi pueblo donde una yo adolescente pasaba el rato con amigos disfrutando de las estrellas. Entonces uno de ellos alardeaba con que un amigo suyo iba a empezar una nueva carrera llamada Comunicación Audiovisual con la que se podía trabajar en la tele, y mi deseo de estudiar medicina, como lo había hecho mi madrina, se desvaneció por aquel mundo intrigante de la pequeña pantalla. En ese momento me visualicé en un plató rodeada de gente, y es que me parecía un trabajo intrigante y vistoso.

Pasaron unos años y llegó otro verano, estaba rodeada de libros y papeles, ordenando los apuntes de mi primer año de Comunicación Audiovisual y haciendo limpieza de mis años de instituto y de colegio, cuando en un libro de segundo de EBG, descubrí que había escrito en una actividad que mi pasatiempo favorito era ver “El precio justo”. En ese momento me di cuenta de que mis ínfulas televisivas comenzaron mucho antes de las noches de verano.

Cuando terminé mi licenciatura trabajé un año como redactora y locutora en una radio local, después di el salto para perseguir mi sueño y estudié un Máster de Creatividad en Televisión. Allí descubrí la documentación audiovisual, una profesión que no sabía que existía en televisión y que me encandiló. A ella me he dedicado desde entonces y que para muchos es desconocida, y es que alguien tiene que encargarse de buscar, organizar y distribuir las imágenes, aparte de tener conocimientos en edición de video y fotografía, redacción, ofimática, transformación de formatos, gestión de contenido en servidores y la nube, gestión de derechos audiovisuales, gestión documental y creación y actualización de bases de datos, pasión por la nuevas tecnologías, entre otras muchas capacidades ya que es un departamento que apoya a todos los demás, en la cadena de montaje que son los programas y la ficción. 

Entre tanto, también me he formado en community management, marketing digital, creación y curación de contenidos, análisis de datos y gestión de contenidos web en distintas plataformas. 

Gracias a mi experiencia he podido desarrollar competencias como el trabajo en equipo, la gestión de conflictos, el compromiso, la empatía, la creatividad, la capacidad resolutiva y la polivalencia.

Desde que veía con entusiasmo “El precio justo” hasta el día de hoy, a parte del gusanillo de la tele, rondan por mi cabeza tres pasiones más, la gastronomía, la música y trastear con aplicaciones informáticas. 

La pandemia y los viajes diarios a Madrid, han propiciado que haya marcado en televisión el check en mi lista de deseos profesionales, espero poderle marcar pronto en otros horizontes laborales como análisis de datos o gestión de contenidos digitales. 

¡A jugar!