“ Tanto la empatía como la tolerancia enriquecen  el alma al ganarse una sonrisa de quien lo necesita.“

Dichas palabras son el fruto de mis conclusiones de años de experiencia como auxiliar de ayuda a domicilio y el trato cercano hacia las personas mayores.

Cuando era niña pude descubrir, gracias al ejemplo de mis padres, valores que en un futuro serían la base de mi personalidad.

La tolerancia, valentía y la capacidad resolutiva de mi madre, ante los problemas diarios en el hogar y la constancia , entrega y honestidad de mi padre,  tanto en el ámbito familiar como en su trabajo, marcaron mi vida, convirtiéndose en el camino a seguir, para desenvolverme en la sociedad.

Gracias a mis años de experiencia, tengo  la certeza  que  me apasiona ayudar a personas que, por motivos de edad, enfermedad o discapacidad, no pueden hacer, por sí mismas, actividades de la vida diaria.

Realizo con profesionalidad y entrega las tareas sanitarias, velando por su comodidad. Motivo su autonomía,  consiguiendo cambiar su estado de ánimo y aumentando poco a poco su autoestima. Así mismo, utilizo estrictas medidas de seguridad, higiene y auto protección.

Disfruto poniendo en práctica mis habilidades sociales como la comunicación y la escucha activa,  generando confianza y cooperación. 

A través  de la observación, la tolerancia, la empatía y el  control de mis emociones, puedo conocer, entender y respetar a las personas, su entorno y sus costumbres, permitiéndome ser resolutiva ante  las dificultades que se me presentan.

Puedo asegurar que, a través de mi experiencia al desempeñar esta actividad, he mejorado como persona al contribuir en la mejora de su calidad de vida y siempre vuelvo a casa muy satisfecha con la labor que desempeño cuando me regalan una sonrisa.