Ana Isabel Martínez Picón

Formadora y comunicación con el cliente

Trabajando

“La experiencia no pasa de moda”

Cuando hace unos años decidí ser una persona independiente, mucha gente de mi entorno se extrañó: dejar tu tierra, el lugar de nacimiento, las raíces. Cuando hoy se habla de movilidad geográfica, por motivos laborales, mi mapa se muestra falto de chinchetas.

Siempre me ha gustado el orden, sin TOCs, y trabajar en una empresa de documentación me dio la posibilidad de realizar las tareas de clasificar documentos y archivos varios y ¡sin ordenadores todavía!

El humo de los cigarrillos era parte del decorado en las empresas y medios de comunicación. Un proyecto que me marcó para finalizar mis estudios de Periodismo fue el realizar prácticas en una emisora de radio. El trabajo en equipo era, y es, fundamental para lograr el mejor programa, aunque la redacción de la noticia fuera individual. La satisfacción que produce un trabajo bien gestionado y realizado es comparable a la contemplación de una obra de arte.

Por ahí que, ya crecidita, viré el rumbo y conocí un país multicultural: Estados Unidos. Me instalé en la costa oeste, California, donde descubrí y aprendí a degustar nuevas experiencias laborales, marcadamente gastronómicas y, salpicadas de notas culturales y cinematográficas. Tener la oportunidad de colaborar en áreas de voluntariado de un festival de cine internacional es un gran estreno. Mi mente absorbió retos impensables hasta ese momento: superar la barrera idiomática, un estilo de vida diferente, pero la motivación y constancia hicieron que me empapase de la idiosincracia de mi nueva “casa”.

Me formé continuamente, y además de ser hostess en uno de los restaurantes más singulares de San Francisco, logré ser gerente de un restaurante Tex-Mex gracias a la confianza que depositaron en mí los dueños del local. Así mismo, pude añadir una nueva etapa profesional y bucear en el mundo de la docencia, impartiendo clases de español e inglés.

De regreso a España, tras casi seis años de puras vivencias, todo iba bien y, surfeé por áreas como la educación y restauración. Aparqué la tabla en una gran empresa de seguros médicos donde, como agente telefónico, ofrecía una escucha activa, empatía con el otro lado de la línea, la correcta utilización de vocabulario específico a cada caso y la resolución de llamadas complejas. El relato con las personas del entorno laboral siempre ha sido de respeto y excelente sintonía.

Llegó un momento de cambio y volví, en 2017, a la labor docente. Lo aprendido durante la etapa de gestora telefónica me ayudó para esta nueva ambición: preparación de la clase, exposición coherente, observación, utilización de la creatividad para la mejora común, aprendizaje continuo, reinvención y utilización de nuevas tecnologías. Factores, todos ellos, que aportaré en esta nueva etapa laboral que deseo iniciar, porque los llevo tatuados en mi dni profesional y me encantará compartirlos con el director de la película y con el público. 

Ana Isabel Martínez Picón

 
 

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