¡Elige el trabajo que te guste y no tendrás que trabajar el resto de tu vida!
Recuerdo de pequeña jugar con mis muñecas, simulando ser secretaria, rodeada de papeles, organizando todo, con una máquina registradora y un teléfono de juguete siempre en la mano. Y un día, ese juego inocente de niña, se convirtió en realidad.
Aquellos papeles se convirtieron en facturas, asientos, informes, remesas a los bancos… Esta vez a través de programas informáticos. Los clientes eran más exigentes que mis queridas muñecas, pero siempre deseaba escucharles e intercambiar propuestas y soluciones.
“Cuando el trabajo es un placer, la vida es una alegría. Cuando el trabajo es un deber, es una esclavitud".