Soy capaz de imaginarme en diferentes contextos o con diferentes personas, pero nunca sin ellas. Me gusta el trato con personas, apoyar a quien así lo necesite y construir aprendizaje junto con otros. Siempre ha sido así, aquí no hay cambio que valga.

Habrá trenes que pasen de largo porque nuestra estación no entra dentro de su ruta, si bien habrá otros que podremos ir oyendo desde lejos para así poder acercarnos a su parada y decidir: subir o no subir, esa es la cuestión. Con aquellas oportunidades que se detienen en nuestra estación y en las que decido poner un pie dentro, poco más hace falta que aprovechar y disfrutar del viaje. ¡Sube, que te llevo!

Así es como lo vivo yo también, en primera persona, puesto que hace cuatro años fui participante de la primera Lanzadera de Avilés y posteriormente tuve la suerte de coordinar el equipo de Oviedo, localidad a la que vuelvo para seguir compartiendo y aprendiendo en uno de los proyectos más ilusionantes de mi trayectoria profesional.

El desempleo es una de mis experiencias, es una situación temporal que puede definirse gráficamente como una montaña rusa emocional. Lo interesante de todo esto es que el equipo no está solo: las propias personas participantes y, por supuesto yo, que estaré encantada de ayudar para conseguir sus objetivos, acompañarlos en este viaje y prepararles para que afronten nuevos retos.

 

Creo firmemente en el potencial de cada persona del equipo así como en el poder de todas ellas juntas, por lo que preveo un gran crecimiento en esta aventura que no ha hecho más que empezar. Además, lo hacemos en un escenario y formato diferente debido a la crisis sanitaria que nos ha tocado vivir, por lo que ahora más que nunca es el momento de demostrar la flexibilidad y la adaptación al cambio, entre otras competencias.

 

¡Disfrutemos del viaje!